Día 340: Marrakech, Marruecos

© 2015 Miss Fogg

Marrakech está resultando ser extremadamente agotador.

Lo mejor: alejarnos de las zonas más frecuentadas por turistas. Ha sido la única manera de poder respirar y hacer algunas fotografías sin que se nos tiren a la yugular.

Lo peor: que intenten constantemente decirnos por dónde debemos ir. Muchos hombres (siempre son hombres) tienen interés en que los turistas vayan a determinados lugares. Así que cuando nos salimos del circuito insisten en que la calle hacia la que vamos está cerrada, o que está prohibido que vayamos por ahí, o que les sigamos porque muy cerca siempre hay algo muy interesante.

La foto: Djemaa El Fna, una de las plazas más concurridas del mundo. Este lugar es una locura, puedes encontrar de todo: vendedores ambulantes, músicos y bailarines, tatuadoras de henna, repartidores de agua, monos encadenados con vestidos rosas, cobras y todo tipo de serpientes, halcones atados a cuerdas, jaulas con camaleones, iguanas y tortugas, acróbatas y cuenta-cuentos, combates de boxeo, señores que se pasean con un minigolf portátil, una báscula o un espejo, tarotistas y videntes, puestos de comida, puestos de zumo de naranja… La lista es infinita, y no estoy exagerando.

2 comentarios

  1. ¿Y sabéis para qué era la báscula? ¿Hacía negocios con ella? En Constanza (Rumanía) lo vimos en una playa pero nunca supimos para qué era. También vimos otros señores a los lados de la carretera enseñando y sacudiendo un manojo de llaves, otra incógnita.

    1. Teníamos la teoría de que era para la gente que de pronto quería pesarse y no tenía báscula en casa. ¡Para nosotros la gran incógnita era el espejo! Aquí sí que no vimos el posible negocio por ningún lado. Qué misterio lo del manojo de llaves, ¿no? No sabemos nada 😉

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