Vietnam

Día 122: Hanói, Vietnam

© 2015 Miss Fogg

Último día en Vietnam. Mañana ponemos rumbo a Yakarta, aunque antes haremos un alto en Singapur.

Lo mejor: Vietnam posee atractivos únicos. Lo tiene todo: una historia reciente interesante (aunque dolorosa), dos grandes ciudades tan fascinantes como distintas, tribus étnicas llenas de colores, terrazas de arroz infinitas, pueblos encantadores y, por supuesto, la bahía de Halong.

Lo peor: el sector turístico. Aunque es evidente que hay de todo, en general no nos hemos sentido tan bien acogidos como, por ejemplo, en Laos o en Tailandia. Hay demasiada picaresca, por decirlo suavemente.

La foto: Catedral de San José, la Pequeña Notre Dame de Hanoi. Nuestra visita al anochecer ha coincidido con una misa. La sorpresa: la catedral -de tamaño considerable- estaba llena a rebosar de fieles locales.

Día 121: Tam Coc, Vietnam

© 2015 Miss Fogg

Escapada a Tam Coc, literalmente, ‘Tres Cuevas’.

Lo mejor: el paseo en barca. Con una canoa de remos hemos surcado el tranquilo río Ngo Dong, que discurre a través de arrozales y formaciones rocosas. Pero lo más impresionante ha sido atravesar las enormes cuevas llenas de estalactitas con el pequeño frontal de nuestro barquero como única fuente de luz.

Lo peor: Hoa Lu, capital imperial de Vietnam en el siglo X. A pesar de que cuenta con restos de templos de las dinastías Dinh y Le, la visita (de camino a Tam Coc) me ha parecido aburrida y prescindible.

La foto: Tam Coc se conoce también como la Bahía de Halong en tierra por estar rodeado de formaciones rocosas kársticas similares.

 

Día 120: Hanói, Vietnam

© 2015 Miss Fogg

Hoy hemos hecho un poco el turista: desde la Torre de la Bandera hasta la Pagoda Tran Quoc, pasando por el Mausoleo de Ho Chi Minh (el venerado Uncle Ho) y la Pagoda del Pilar Único. Todo a pie.

Lo mejor: tener tiempo. Tiempo para poder perder media mañana viendo como la niebla se adueña de un lago. Casualmente, el lago en el que John McCain y su paracaídas cayeron hace cuarenta y siete años.

Lo peor: dormir demasiado cerca de uno de los altavoces que emiten, a todo volumen, discursos de propaganda comunista a primera hora de la mañana (durante dos horas) y por la noche (durante una hora).

La foto: aunque parezcan un duo cómico, estos dos son los encargados del mantenimiento del lago Truc Bach. Mientras el de delante pesca basura con su red, el de detrás rema con los pies. Ambos llevan el sombrero vietnamita típico de hombre.

 

Día 119: Hanói, Vietnam

© 2015 Miss Fogg

Hoy nos hemos alejado de las calles estrechas y bulliciosas del casco antiguo.

Lo curioso: la cárcel de Hoa Lo, sarcásticamente apodada «Hanoi Hilton» por sus prisioneros, los pilotos americanos capturados durante la Guerra de Vietnam. En ella se muestran fotografías de los pilotos pasándolo en grande: jugando a cartas, bebiendo, decorando el árbol de Navidad, jugando a fútbol, volley y baloncesto, etc. Vaya, que aquello parecía más un campamento de verano que una cárcel. Curioso cuando escuchas la versión de prisioneros como John McCain, candidato a la presidencia de EEUU en 2008, que pasó en ella cinco años y medio cuando el Viet Cong derribó su avión. McCain afirma que fue brutal y sistemáticamente torturado, hasta el punto de intentar suicidarse. ¿Quién miente?

La foto: estudiantes vestidas en ao dai, traje tradicional vietnamita. Las chicas han escogido Van Mieu, el Templo de la Literatura, para hacerse las fotos de graduación. Este templo dedicado a Confucio es famoso por ser la primera universidad de Vietnam, fundada en el año 1076.

 

Día 118: Hanói, Vietnam

© 2015 Miss Fogg

Después de semanas sin parar un minuto, hoy toca descanso.

Lo mejor: no hacer nada. Absolutamente nada. Después de tanto tiempo habíamos olvidado lo bien que sienta.

Lo peor: intentar organizar cómo llegar a Indonesia, próximo destino y última parada antes de poner rumbo a Oceanía. Al ser Navidad, los precios de los billetes de avión están por las nubes. Deberemos esperar hasta después de Reyes para volar.

La foto: vendedoras ambulantes de fruta y verdura. Gran parte de las mujeres que trabajan al aire libre llevan el sombrero tradicional vietnamita, llamado Non La. Es sorprendentemente cómodo, y su función principal es proteger la cabeza del sol y de la lluvia, dos elementos que abundan en Vietnam.

 

Día 117: Bahía de Halong, Vietnam

© 2015 Miss Fogg

Último día en Halong.

Lo mejor: ver el amanecer desde un bungalow de una pequeña isla perdida entre las 1.960 que componen la bahía.

Lo peor: no cruzarnos con más velas desplegadas. Los barcos que tradicionalmente han surcado estas aguas son junk chinos de madera con grandes velas rojas muy características.

La foto: saboreando los últimos minutos del viaje antes de regresar a tierra firme.

 

Día 116: Bahía de Halong, Vietnam

© 2015 Miss Fogg

¡Feliz año nuevo!

Lo mejor: pasar un atardecer inesperadamente divertido junto a una inglesa, una polaca y dos australianos en una pequeña isla.

Lo peor: que haga demasiado buen tiempo. Nos hacía ilusión ver la bahía envuelta en niebla. Pero no hay manera, el sol ha acaparado el cielo desde que salimos y no lo suelta. Así que nos hemos bañado en nuestra pequeña playa.

La foto: cuenta la leyenda que el Emperador de Jade envió a la bahía de Halong una familia de dragones celestiales para ayudarles a defender su tierra de los invasores chinos. Los dragones escupían joyas y jade que se convirtieron en las islas e islotes de la bahía, uniéndose para formar una gran muralla frente a los invasores. Ha Long significa ‘Dragón Descendente’.

 

Día 115: Bahía de Halong, Vietnam

© 2014 Miss Fogg

Primer día surcando una de las siete maravillas naturales del mundo.

Lo mejor: despedir el año a bordo de un barco rodeados de espectaculares formaciones kársticas.

Lo peor: tener que seguir un programa minutado. Que si ahora visitar una cueva, que si luego ir en kayak, que si enseguida bañarnos en una playa, que si más tarde subir una montaña…

La foto: última puesta de sol del año.

 

Día 114: Sapa, Vietnam

© 2014 Miss Fogg

Fin de la tregua: regreso del frío y de la niebla. Y a nosotros hoy no se nos ocurre nada mejor que hacer que alquilar una moto.

Lo mejor: conversar con las mujeres de las tribus. En Sapa y alrededores están acostumbradas a que los turistas se las quiten de encima (son muy insistentes a la hora de vender). Pero si dejamos claro que no queremos comprar, les decimos alguna palabra en su dialecto y nos interesamos por ellas, nos daremos cuenta de que son simpatiquísimas, nos explicarán cosas y se mostrarán agradecidas de que les hablemos de tú a tú.

Lo peor: el tiempo. La niebla esconde los paisajes y el frío es especialmente incómodo en moto. Suerte que nuestra cama se enchufa y se calienta, sino nos habrían encontrado petrificados.

La foto: allá donde miremos, terrazas, terrazas y más terrazas de arroz.

 

Día 113: Sapa, Vietnam

© 2014 Miss Fogg

Finalmente ha salido el sol.

Lo mejor: Shu Shu, la alegre e incansable Hmong Negro de sesenta años que nos ha acompañado todo el día. Nos ha guiado a través de la montaña durante horas, cruzando poblados y arrozales, hasta llegar a su pequeño pueblo Hmong.

Lo peor: algunos grupos de niñas. Te siguen mostrándote pulseras y entonando al unísono una triste y monótona canción: ‘you buy from me, you buy from me, you buy from me’.

La foto: terrazas de arroz. Aunque en invierno no tienen esa tonalidad verde intenso tan característica que adquieren en verano, los arrozales ondulados inundados y llenos de pequeñas flores rojas son también un espectáculo.

 

Día 112: Bac Ha, Vietnam

© 2014 Miss Fogg

Sapa no quiere ser vista. Se ha escondido bajo un grueso manto de niebla que no nos deja distinguir nada más allá de unos pocos metros. Así que hemos ido a pasar el día a Bac Ha, un pueblo de camino a China donde los domingos es día de mercado.

Lo mejor: las mujeres. Son trabajadoras, fuertes y simpáticas. Compran y venden en sus coloridos vestidos tribales, cargando en la espalda un gran cesto o un bebé.

Lo peor: la zona del mercado dedicada a los perros. No los venden como animales de compañía.

La foto: el mercado de búfalos de agua, en lo alto de la colina. El proceso para comprobar su estado de salud es curioso: les examinan los dientes y el pelo, les palpan los genitales, les dan golpes en las patas y a veces incluso les introducen la mano por el recto. Las mujeres son de la etnia Hmong Flor.

 

Día 111: Sapa, Vietnam

© 2014 Miss Fogg

Subimos más al norte aún, en busca de terrazas de arroz, niños montados en búfalos y pueblos tribales.

Lo mejor: llegar. Sapa es uno de esos lugares mágicos a los que uno siempre sueña ir. Nos ha recibido envuelto en una densa niebla.

Lo peor: el viaje. Los autobuses vietnamitas tienen mala fama, y no solo por los intentos de timo o la rudeza del personal. A gritos han colocado a todos los extranjeros al fondo. La parte de delante está reservada para los locales, así pueden ver la dichosa tele con sus videoclips a todo volumen.

La foto: mujeres de la tribu étnica Hmong Negro. Se las reconoce por su traje predominantemente negro, con decoraciones verdes, rojas y violetas en las mangas. Es la étnia minoritaria más numerosa de Sapa.

 

Día 110: Hanói, Vietnam

© 2014 Miss Fogg

Hace frío. Hacía tiempo que no teníamos frío. Pero está bien, es Navidad.

Lo mejor: volver a estar en una gran ciudad puramente asiática. Con su caos, sus vendedores ambulantes y sus puestos de comida. Con esa esencia oriental que la hace atractiva.

Lo peor: la llovizna, tan fina que ni se ve. Y, antes de que te des cuenta, estás empapado.

La foto: torre Thap Rua. La torre Tortuga se encuentra en una pequeña isla en medio de Ho Hoan Kiem, un lago encantado en pleno centro de la capital con un puente rojo, árboles torcidos y bancos de niebla.

 

Día 109: Hoi An, Vietnam

© 2014 Miss Fogg

¡Feliz Navidad!

Lo mejor: recorrer los alrededores de Hoi An en bicicleta. Por muy turístico que sea un lugar, basta con hacerse con una moto o una bici y alejarse unos pocos cientos de metros para ver el auténtico Vietnam. Es entonces cuando aparecen los arrozales, los campesinos, los niños sonrientes y los búfalos. Y escoger un caminito al azar. Y seguirlo sin saber a dónde lleva.

Lo peor: perseguir a un búfalo de agua a través de un arrozal y terminar embarrados hasta las orejas.

La foto: gemelos vestidos de Papá Noel vendiendo linternas de papel en la orilla del río Thu Bon.