Día 248: Amazonia, Bolivia

© 2015 Miss Fogg

Crónicas amazónicas. Capítulo cuarto. Y también la lluvia.

De madrugada me despiertan ruidos fuertes fuera de la cabaña. Salgo del amparo de mi mosquitera con la linterna, enfoco las aguas que nos rodean y varios pares de ojos aparecen en la oscuridad. Están cazando. De pronto se pone a diluviar, la tormenta es tan fuerte que parece que la cabaña no vaya a aguantar. Espero que si, porque no queremos quedarnos sin techo con tanto caimán fuera. La cabaña resiste aunque la lluvia no cesa. Por la mañana salimos a buscar capibaras pero la lluvia es tan fuerte que no tardamos en regresar. El caimán de cinco metros vuelve a estar en el campamento, así que tenemos distracción mientras diluvia. Después de comer emprendemos el camino de vuelta a Rurrenabaque. Por fin ha dejado de llover, y aún podemos disfrutar de un grupo de delfines juguetones antes de llegar a tierra firme. El camino de regreso al pueblo se hace largo, pero desde el jeep alcanzamos a ver una familia de capibaras. Llegamos agotados pero eufóricos.

 

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